¿Por qué no debemos quemar el suelo?
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La quema del suelo es una práctica bastante común en algunas regiones del país y se aplica, primordialmente, como medida de control de malezas o lo que se conoce como tacotales, también se utiliza para preparar el cultivo de la caña para la cosecha, este último cada vez es menos utilizado. Tiene la enorme ventaja de que prácticamente no tiene costo, ya que el fuego se encarga de eliminar las malezas y la única función que cumple el productor, es vigilar el fuego y evitar que se pase a zonas que no se desean quemar.
A pesar de lo anterior, tiene varias desventajas, siendo la principal, el riesgo que tiene para la salud de las personas, el que el fuego se salga de control y ocasione un incendio de proporciones enormes.
Además, el otro grave problema que presenta, es el peligro de que el suelo se erosione si muy próximo a la quema, empieza a llover. Hay que recordar que al quemar el terreno, éste queda sin vegetación, o sea, totalmente desprotegido, y de los materiales quemados, únicamente persisten las cenizas, que son los minerales que las plantas requieren como se observa en la foto siguiente.
Si se da la circunstancia de que empieza a llover muy próximo a haber quemado el suelo, no habrá nada que impida que esas cenizas sean lavadas y todos los minerales liberados, se perderán. Además, si la lluvia es muy fuerte provocará que el agua escurra por la superficie del terreno y como el suelo está descubierto, empezará a arrastrarlo ocasionando erosión y con ella la pérdida del suelo.
El mayor riesgo que tiene el quemar el suelo, desde el punto de vista agrícola, es que empiece a llover y el suelo se lave, perdiéndose los minerales y erosionando el suelo.
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Es importante tener presente que el suelo ha tardado cientos de años en formarse y por una mala práctica, como es la quema, ese suelo, se podría perder en un aguacero.
Por otra parte, también la quema del suelo puede tener efectos nocivos sobre los organismos y microorganismos benéficos que viven en él.
Recordemos que en el suelo conviven millones de organismos de diferentes tipos como son las lombrices, los Actinomicetos, las bacterias y gran cantidad de hongos benéficos. Todos estos organismos participan en diversos procesos dentro del suelo.
Las lombrices ayudan a airear el suelo y a formar agregados que mejoran la estructura del suelo. Las bacterias descomponedoras ayudan en el proceso de degradación de la materia orgánica que cae al suelo, por lo tanto promueven la liberación de los minerales para que las plantas los puedan utilizar. Los Actinomicetes son muy importantes en el mejoramiento de la fertilidad del suelo. Son de gran importancia en la disolución de la materia orgánica del suelo y la liberación de nutrientes. Reducen aún los compuestos resistentes a la degradación como son las ligninas. Además, son conocidos por su capacidad de producir sustancias (antibióticos) que pueden curar diversas enfermedades del ser humano. Y en el caso de los hongos, se trata de hongos saprófitos, descomponedores de materia orgánica y que participan controlando organismos perjudiciales.
Todos estos organismos viven en el suelo y participan en diversos procesos, por lo tanto son necesarios, sin embargo, al quemar el suelo puede eliminar muchos de estos organismos ya que el suelo se calienta demasiado, afectando por lo tanto, todos los procesos en que ellos participan.
La quema del suelo puede afectar negativamente los organismos benéficos que viven en el suelo, afectando los procesos en los que ellos participan.
Como vemos, la práctica de la quema del suelo tiene muchos inconvenientes, con resultados que pueden ser catastróficos para la producción y el productor, por eso es preferible buscar otras alternativas para controlar las malezas y así erradicar por completo, la práctica equivocada de la quema del suelo.