Importancia de la infiltración del agua
para reducir la erosión
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La erosión es la pérdida del suelo que se encuentra superficialmente. Recordemos que este punto se analiza a fondo, en las Buenas Prácticas Agrícolas relacionadas con el suelo, pero vale la pena tener presente que una de las formas de que suceda la erosión, es cuando se aplica agua en abundancia a un terreno que tenga el suelo desprotegido, ya sea después de ser mecanizado o durante la etapa de crecimiento del cultivo.
Un ejemplo del mal manejo del agua, es lo que sucede cuando se prepara un terreno y cae un fuerte aguacero; el agua que cae y se mueve por encima del terreno, empieza a suavizar el suelo y a arrastrar aquel que se encuentra superficialmente. En la siguiente foto vemos los graves efectos que puede provocar el agua que escurre sin control.
Esto puede suceder también, cuando no se tiene control sobre la cantidad de agua que se aplica por medio del riego, como nos muestra la foto siguiente, y cuando abusamos regando más de la cuenta, en especial cuando se trata de riego por aspersión o por inundación.
El suelo tiene la característica de absorber una cierta cantidad del agua que cae sobre su superficie, a esto se le llama infiltración. La infiltración hace que el agua se introduzca dentro del suelo y se mueva hacia la profundidad del mismo. Como vemos en el siguiente dibujo, el agua de lluvia se introduce en el suelo y puede llegar hasta las capas profundas del suelo, originando inclusive ríos subterráneos.
Es por ello que debemos favorecer al máximo la infiltración del agua en el suelo, o sea facilitar que el agua se introduzca dentro del suelo, con el fin de evitar que el agua corra sobre la superficie, porque esto más bien provoca erosión, o sea la pérdida de suelo por arrastre del agua que no se infiltra.
Para tener una buena infiltración del agua, debemos preocuparnos por tener una correcta preparación del suelo y de los surcos o camas de siembra, con el fin de evitar que los excesos de agua corran sobre la superficie. También es indispensable que el suelo no esté compactado, porque esto limita la infiltración y produce mal drenaje, como vemos en la siguiente fotografía.
Además, como dijimos anteriormente, debemos evitar el riego en exceso, porque cuando el suelo ya agotó su capacidad de almacenar agua, o sea cuando está saturado, el agua va a correr sobre la superficie, provocando erosión. Este exceso de agua se controla con el uso de sistemas de riego de mayor precisión, como el riego por goteo o por micro aspersión. Además se debe conocer las necesidades de agua del cultivo y la textura del suelo.
Otra acción que se puede poner en práctica, es la utilización de coberturas vivas entre el o los cultivos. Por ejemplo, promover la cobertura del suelo con arvenses como manicillo u otras plantas de este tipo. En la siguiente fotografía vemos una plantación de lechuga que tiene una cobertura entre las hileras del cultivo, de modo que el suelo queda protegido de la erosión. Estas coberturas por ser tan bajas, no compiten con el cultivo.
Las coberturas, reducen la velocidad del agua en la superficie, por lo que el agua no escurre y por lo tanto se infiltra. Además las raíces de estas coberturas aumentan los espacios por los que el agua de la superficie se infiltra de mejor manera. Recordemos que esto mejora no solo la infiltración, sino que es una medida para proteger el suelo, tal y como se indica en las Buenas Prácticas Agrícolas relacionadas al suelo.
Debemos favorecer la infiltración del agua y evitar la erosión provocada por un riego mal aplicado.
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Una fuente de agua limpia es una gran ventaja para cualquier empresa. Toda fuente de agua debe estar debidamente rotulada, para advertir a las personas, que se deben guardar ciertos cuidados al trabajar cerca de dichas fuentes de agua.
Algunos insumos que se utilizan en la agricultura, podrían llegar a contaminar fuentes de agua superficiales, tales como estaques de agua, ojos de agua, ríos, riachuelos o aguas no superficiales como mantos de aguas subterráneas, que por medio de pozos, abastecen de agua a la superficie.
Algunos insumos como los fertilizantes químicos, los agroquímicos o los abonos orgánicos sin procesar, podrían contaminar las aguas que se utilizan en agricultura. Existen además otras posibles causas de contaminación de las fuentes de agua, tales como los tanques sépticos, los desechos de industria, los combustibles y hasta los desechos de casas de habitación, que podrían también contaminar las aguas que se utilizan en la producción agrícola. Resulta lamentable observar ríos, como el que vemos en la siguiente fotografía, totalmente contaminados por el descuido y la suciedad de las personas.
Para evitar estos riesgos, es una buena práctica respetar los alrededores de una fuente de agua, demarcarlos y colocar rótulos que indiquen donde se encuentran. Además, se deben elaborar estructuras para aislar y proteger esas fuentes de agua, de modo que se impida que animales y personas, permanezcan cerca de la fuente de agua. Tal y como se ve en la fotografía de abajo, se puede resguardar el lugar donde se encuentra la fuente de agua y entubar las salidas de agua hasta los lugares donde se requiere.
Cuando se transporta agua, lo ideal es hacerlo de manera protegida, por medio de tubería de pe ve cé, con el objetivo de reducir el riesgo de que se contamine de camino al lugar de destino. Otra forma de proteger las fuentes de agua es aplicar al suelo materiales orgánicos procesados que provienen de la descomposición de desechos de plantas y animales, como el compost o el bocashi o bien desechos del cultivo totalmente descompuestos, ya que estos desechos favorecen la formación de pequeños agregados de suelo que mejoran la infiltración del agua de riego y no ponen en riesgo la calidad del agua. A este tipo de materiales se les llama enmiendas orgánicas.
En caso de ser necesario el uso de insumos químicos, se deben respetar las dosis indicadas por los fabricantes, también se debe realizar la calibración necesaria para que no sobre producto y de sobrar, se debe desechar en áreas separadas donde se recolecten y se le dé un manejo adecuado para que se descompongan.
Es muy útil la aplicación de enmiendas orgánicas al suelo para favorecer la infiltración del agua de riego y de lluvia y así evitar la erosión del suelo.
Veamos ahora, cómo podemos hacer un uso más eficiente del riego.