NUESTRO CULTIVO Y SUS ENEMIGOS NATURALES
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Cualquier productor sabe que la agricultura es una actividad muy riesgosa, principalmente porque al producir, el cultivo se puede ver afectado por una serie de organismos que lo pueden dañar. Entre estos organismos están los hongos, las bacterias, los virus y los nematodos, que le pueden causar enfermedades al cultivo, o bien ácaros, insectos y moluscos que pueden afectar ciertos órganos deformándolos, provocándoles agujeros o destruyendo parte de la planta al alimentarse de ella. Todos estos organismos son enemigos naturales del cultivo y la relación entre el cultivo y estos organismos, es algo que lleva miles de años desarrollándose.
También, tradicionalmente se ha considerado como un enemigo del cultivo a las demás plantas que compiten por nutrientes y luz, llamadas malezas o malas hierbas, ya que si no las controlamos, afectarán negativamente al cultivo.
Aunque se trata de una relación natural entre dos organismos, nuestro cultivo y el organismo que se alimenta o compite con él, es a la vez una relación negativa para nuestros intereses económicos, porque producir cuesta mucho dinero y estos agentes pueden provocar que perdamos la cosecha. De hecho todo productor agrícola quisiera que su cultivo no se viera afectado por ningún agente dañino y por eso es que hemos desarrollado métodos o acciones que buscan evitar que esos enemigos naturales del cultivo, le causen daño. A estas acciones es a lo que llamamos “protección del cultivo”.
Resumiendo, acostumbramos considerar como enemigos de los cultivos a una muy pequeña proporción organismos vivos que le hacen daño a los cultivos, tales como los insectos, las malezas, los hongos, las bacterias, los virus, los moluscos, los nematodos, los ácaros y otros de menor importancia general. Algunos de estos organismos te los mostramos en las siguientes fotografías.
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Los organismos que son dañinos a nuestro cultivo son realmente pocos, comparados con la enorme cantidad de este tipo de organismos que existen en la naturaleza y que no le causan ningún efecto nocivo al cultivo. La mayoría de los microorganismos que existen en la naturaleza son beneficiosos y ayudan de múltiples formas al cultivo, como por ejemplo descomponiendo los restos de otros seres vivos para liberar los minerales y que el cultivo pueda alimentarse. En otros casos, los organismos benéficos hacen posible un buen ambiente para el desarrollo de la planta que producimos y algunos hasta protegen al cultivo del ataque de muchos de sus enemigos naturales, como vemos en la siguiente fotografía que muestra un jogoto muerto, totalmente cubierto por un hongo benéfico.
Sin embargo, por los daños que nos ocasionan, tendemos a darles la mayor importancia a esos pocos enemigos o agentes nocivos, dejando de lado a los que son amigos del cultivo.
Los organismos benéficos del cultivo, que son mayoría como ya se mencionó, deben ser cuidados por el agricultor, puesto que esto representa tener una finca con mayores potenciales de producción y con mayores capacidades para que sus cultivos se defiendan de sus enemigos.
En ese sentido, el agricultor debe ser responsable, evitando las aplicaciones excesivas de plaguicidas sin necesidad demostrada, puesto que estos productos dañan por igual a los organismos benéficos como a organismos dañinos al cultivo. Por esa razón es que las Buenas Prácticas Agrícolas incluyen la protección de los organismos benéficos y la reducción en el uso de agroquímicos.
Los organismos benéficos asociados al cultivo, son muchos más que los que le hacen daño. Cuando usamos plaguicidas para combatir a los dañinos, también le hacemos daño a los benéficos, por eso debemos ser muy responsables en el uso de plaguicidas y utilizarlos solo cuando sean indispensables.
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Uno de los puntos más importantes que debemos tener siempre presente cuando analizamos las relaciones de nuestro cultivo con sus organismos asociados que le hacen daño y perjudican su producción, es que esta relación no es casual, pasajera, ni mucho menos producto de la mala suerte, al contrario, es producto de la evolución.
En realidad lo que pasa, como nos recuerda el siguiente diagrama, es que además de estar presentes en el mismo sitio el cultivo y la plaga, la maleza o la enfermedad, se encuentra presente también la condición que hace que ambos puedan sobrevivir en ese lugar y en ese momento.
De lo anterior, es importante entonces comprender que, cuando se presenta una plaga o una enfermedad o una relación entre una maleza y un cultivo, es debido a que todos estos organismos encuentran las condiciones necesarias para sobrevivir, lo que provoca que la relación se haga más permanente y constante, por eso es que el control de este tipo de agentes nocivos no es tan sencillo, porque se trata de romper una relación que tiene miles de años de estar ocurriendo.
Utilidad de los registros históricos para prevenir los problemas
Todas las anotaciones que los productores agrícolas puedan hacer sobre su cultivo y sobre el comportamiento de los organismos que le causan problemas a ese cultivo, pueden ser de mucha utilidad más adelante, ya que le pueden permitir entender a esos organismos nocivos con el fin de que podamos desarrollar sistemas de manejo más eficientes. Este tipo de anotaciones que pueden parecer muy simples, nos permiten dos cosas:
Por ejemplo, relacionar los meses más lluviosos con la presencia de una enfermedad, o bien algunos problemas de atención al cultivo, con el hecho de que una plaga o una enfermedad fue mucho más dañina.
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Las anotaciones que podamos hacer mediante los registros escritos, pueden entonces avisarnos de situaciones que debemos prevenir para evitar los problemas. Así que lo importante es tener un cuaderno o un folder en donde podamos anotar, como nos muestra la siguiente fotografía, todas aquellas situaciones que nos podrían ser de utilidad más adelante, como por ejemplo cuáles plagas, malezas o enfermedades afectaron al cultivo y con qué intensidad, así como cualquier relación que logren establecer entre estos problemas y el manejo que le dieron al cultivo. Lógicamente también se deben anotar todas las medidas de control que implementamos y los resultados que obtuvimos con cada medida.
Las anotaciones o registros que podamos mantener, nos pueden ayudar a recordar que en ese sitio y en ese lote específico, se presentó en el cultivo una plaga o una enfermedad y que por lo tanto, recordando las condiciones necesarias para que el problema se presentara, se pueden tomar de antemano las precauciones del caso, para prevenir que se vuelva a presentar.
Uso de bitácoras o historiales por lote
Los registros sobre el uso de un terreno y sobre la presencia de plagas o enfermedades, nos permiten también tener la información necesaria para establecer la rotación de cultivos más adecuada para ese lote.
Recordemos que la rotación del cultivo consiste en no sembrar repetidamente el mismo cultivo en el mismo lugar, para evitar que cada día sean más severos los problemas de plagas o enfermedades, al contrario, la rotación de cultivos es una práctica de manejo que permite reducir los problemas de malezas, plagas y enfermedades, por eso en el capítulo de manejo del cultivo analizamos con detalle sus beneficios.
Pero volvamos a la relación entre la rotación de cultivos y los registros. Si los registros que tenemos de nuestro cultivo nos recuerdan que en ese sitio específico estuvo presente previamente una plaga o enfermedad y este año nuevamente se vuelven a dar las condiciones para el desarrollo de este problema, lo más aconsejable es implementar un cambio de cultivo o sea hacer una rotación, porque de no hacerlo, es muy probable que volvamos a tener el mismo problema y si éste fue grave, podríamos arriesgar la producción.
Por lo tanto, este tipo de registros sobre el uso del terreno y sobre la presencia de plagas, enfermedades o malezas, no debe ser una labor compleja ni mucho menos difícil, máxime ahora que existen equipos electrónicos que permiten llevar este tipo de información, como nos muestra la siguiente fotografía, sin embargo, lo más importante es que debe ser una labor constante, para que entonces tenga la utilidad que se espera de ellas.
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Cuando decimos que debe ser una labor constante, nos referimos a que se debe hacer la anotación cada vez que se utilice un lote para sembrar un cultivo. De igual forma también se debe consultar el registro cada vez que se esté planificando el uso de un lote para sembrar un cultivo.
De nada sirve llevar los mejores registros sobre uso de un lote y sobre la presencia de plagas, enfermedades o malezas, si estos registros no se revisan antes de tomar la decisión de sembrar o de planificar el manejo que se le dará al cultivo.
Los registros deben mantenerse en un lugar que sea permanente y que no se vaya a extraviar o perder, puesto que deben ser útiles durante muchos años, ya que entre más anotaciones acumulemos, más útiles serán.
Lo recomendable entonces, es tener un libro o cuaderno al que llamaremos Bitácora de uso por Lote, que debe guardarse con mucho cuidado en un lugar en donde tenemos todos los documentos relacionados con nuestra actividad productiva.
Para hacer estas anotaciones, lo mejor es hacer un registro por lote, razón por la cual es muy importante que hagamos un dibujo o croquis de nuestra finca, como el que vemos en el siguiente dibujo, en donde anotemos como está dividirla la finca. También es importante que les pongamos un nombre o un número a estos lotes y que ese nombre o número no se vuelve a cambiar para que el registro tenga valor histórico.
Entonces para cada lote, abrimos un registro en una página doble del libro bitácora y anotamos la información que aparece en el siguiente cuadro, el cual puede utilizar como ejemplo o modelo para elaborarlo en su bitácora. Como vemos incluye el nombre del lote, la fecha en que realizamos la siembra, el cultivo sembrado, la variedad que sembramos, la fecha de finalización de la cosecha, las enfermedades y plagas que se presentaron, el clima que se presentó durante el desarrollo del cultivo y las principales malezas que crecieron junto con el cultivo.
Cuando preparen estos registros, recuerden que éstos están incluidos dentro de las Buenas Prácticas Agrícolas, porque es una forma de conocer al cultivo y a los agentes nocivos que lo afectan. Así podremos hacer una mejor planificación y aplicar medidas de prevención más eficaces.
Es momento de hacer una autoevaluación